14.8.10

Luego me abrió su boca, como la libertad. Tomamos unas copas, en el bar se hechó a llorar. 
El tiempo pasó. Fuimos el y yo. Dos en la ciudad. 
Me preguntó como había sido, cómo fue que elejí partir, si habia tenido unos hijos. Y si alguna vez fui TAN feliz.
Le pregunté si estaba solo, él sí que sabia finjir. Que ingeniudad, no era un bobo. Era el mimso monte Sinaí.
Pasó, pasó, pasó nuestro cuarto de hora. Pasó, pasó, pero aún sabíamos reír. Se nos pasó la noche entre el wisky y la Coca. 
Se nos pasó pero AÚN SABÍAMOS REÍR.

No hay comentarios:

Publicar un comentario