Empezaron los problemas, se marchó la pena, se aferró a la soledad. Ya no mira a las estrellas, mira sus ojeras cansada de pelear. Olvidándose de todo busca de algún modo de encontrar su libertad; el cerrojo que le aprieta le pone cadenas, y nunca descansa en paz. Y tu dignidad se ha quedado esperando a que vuelvas...
Que nadie calle tu verdad, que nadie te ahogue el corazón, que nadie te haga más llorar, hundiéndote en silencio. Que nadie te obligue a morir, cortando tus alas al volar. Que vuelvan tus ganas de vivir.
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